Como siempre está todo por hacer. ¿O no?

El Barcelona ha triturado al Real Madrid por 89-55 en la semifinal de la Supercopa. Uno ya está cansado de ver cómo machacan a su equipo una y otra vez y sólo se escuchan las mismas palabras derrota tras derrota: queda mucho por hacer. El año pasado por estas fechas un balón perdido por Priogini evitó una última opción para ganar el partido frente a uno de los mejores equipos que jamás ha tenido nuestro eterno rival. Era esperanzador. Me tuve que rendir a Messina, tuve que rectificar todas las críticas que hice sobre que no entendía los cambios que se habían hecho en la plantilla, tuve que reconocer que Messina estaba por encima de nuestro sentido común. Desde ese punto se fue cuesta abajo hasta final de temporada.

No hace falta repasar el año que se hizo. De pensar en la Euroleague se pasó a sufrir para ganar a un gran Cajasol dirigido por Joan Plaza. Ettore Messina dijo cosas como 'son mejores que nosotros técnica y tácticamente, sólo podemos ganar individualmente' o 'el equipo no sabe responder ante situaciones de presión'. En ningún momento dijo 'no he preparado un sistema para atacar la zona 2-3 que tanto daño nos hace' ni tampoco 'no he preparado ninguna situación defensiva para parar el pick'n'roll central de Navarro y Vázquez'. El esperpento máximo se produce al final de la temporada cuando se marcha Maceiras diciendo que esta plantilla es más barata en sueldos que la de Plaza. Eso lo dice después de haberse gastado más de 18 millones de Euros en fichajes (que no son sueldos pero también es gasto), más de lo que Plaza tuvo sumando el presupuesto de todos los años que estuvo en el Madrid. Comparar a Massey o Winston con Lavrinovic, Kaukenas, Jaric o Velickovic es mucho comparar.

Se empieza la temporada con la ilusión de los fichajes de Sergio Rodríguez y Carlos Suárez. Louis Bullock deja el Real Madrid por la puerta de atrás y se trae a Clay Tucker. Se trae a un pívot físico como Fischer para hacer frente a Vázquez y a Ndong. Ya hay un año de trabajo con el resto de la plantilla así que la adaptación de los nuevos debería ser rápida. Se llega al primer partido de la temporada y el Barça nos mete 34 puntos tras juguetear con los 40 puntos en el 74-34. Se lee en la prensa que todavía queda mucho por hacer y se dan razones de la debacle nombrando a jugadores con nombre y apellidos. El forofismo, el decir que para jugar en el Real Madrid hay que sudar la camiseta y hay que tener hambre de victorias, el cojonudismo, ... todos los tópicos que rodean a la heroicidad de épocas pasadas del Real Madrid nos están haciendo mucho daño. Hoy en día el cojonudismo ha dado paso a la profesionalidad, a una estructura capaz, a una política de club clara con objetivos a medio plazo e hitos que alcanzar a corto plazo, con parámetros medibles que sirvan para comprobar cuánto nos desviamos de lo planificado. La sección de baloncesto del Real Madrid no lo ha entendido así y se opta por la política del 'haiga'. Esa política es la del paisano que bajaba en otras épocas del pueblo con dinero fresco a comprarse un coche en la ciudad a la voz de 'quiero el mejor que "haiga"' (por eso a los coches grandes todavía se les llama 'haigas'). El Real Madrid de los haigas. ¿Entrenador? ¡El mejor que haiga! ¿Base? ¡El mejor que haiga! ¿Alero? ¡El mejor que haiga! ¿Pívot? ¡El mejor que haiga!

No somos capaces de hacer ningún análisis, de ver cómo equipos con menos recursos como el Baskonia nos superan año tras año. Las riendas del Baskonia las lleva Querejeta con mano de hierro y las del Barça Creus con mano de seda, ambos en diferentes estilos pero con resultados parecidos. ¿Quién dirige la sección del Real Madrid? ¿Manda más que Messina? ¿Hay alguna política en la sección? Insisto que el forofismo no nos beneficia.

Las declaraciones de Messina de ayer son 'El primer culpable es el entrenador' para añadir 'espero que LOS JUGADORES aprendan de estas situaciones'. De vuelta a las andadas.

Sin embargo creo que esto es positivo. Si nos vamos a la última temporada de George Karl en el Real Madrid estaba ocurriendo algo parecido, un gran equipo dubitativo que tenía todos los mimbres pero no parecía arrancar. George Karl renunció y Clifford Luyk se hizo con el equipo. Un hombre de la casa que conocía el banquillo, el club y la competición recondujo la situación para darnos aquel triunfo en la final de la Recopa contra el Paok de Salónica. Queda la esperanza de que Messina nos abandone y un entrenador nuevo ponga orden en esta locura, que en el fondo es lo único que necesitamos. Como hizo Luyk, con un juego ordenado y algún recurso defensivo como la zona 1-3-1. Mientras tanto seguiremos con la misma historia de que hay que dejar hacer a Messina, que hay mucho que trabajar, que si faltan pívots, que si los bases no defienden...

¡Clasicorros saludos!